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sábado, 17 de septiembre de 2011

nota aparecida en rosario/12

 PARA REPASAR LA HISTORIA ECONOMICA ARGENTINA CON EL LIBRO DE RUBINZAL.

Penas, olvidos y algunas glorias

Ya desde el prólogo, Alfredo Zaiat invita a conocer esta obra, que "retrata la evolución de la economía argentina hasta la actualidad" y que "procura que cada uno de nosotros pueda convalidar, cambiar o matizar sus opiniones sobre el devenir económico local". Pero, advierte, "ahora sin la excusa de no conocer bien lo que realmente sucedió".
 Por Sonia Tessa
Diego Rubinzal es conocido por los lectores de Página/12 por sus periódicas colaboraciones en el suplemento Cash, desde abril de 2006. Este contador público y periodista económico, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral vive en la ciudad de Santa Fe, donde también ilumina los temas más complejos con sus columnas en Radio Nacional. Su primer libro, Historia económica Argentina, 1880-2009 se presentó en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires y tuvo también presentaciones en todo el país. "Esta obra, que retrata la evolución de la economía argentina hasta la actualidad procura que cada uno de nosotros pueda convalidar, cambiar o matizar sus opiniones sobre el devenir económico local, pero ahora sin la excusa de no conocer bien lo que realmente sucedió", dice Alfredo Zaiat en el prólogo. "Su lectura será imprescindible para saber lo que pasó, pero, más relevante, para estar atento sobre lo que está pasando y, aun más importante, para construir un futuro mejor, sin engaños y donde el territorio que se conoce como Argentina sea uno para todos y no para una minoría", afirma en otro párrafo. El libro ya fue presentado en Rosario.
-¿A que público va dirigido el libro?
-Cuando lo escribí apunte a dos públicos diferentes, pero complementarios. Es obvio que el texto les puede interesar a los estudiantes (o apasionados) de la economía, la política y la historia. Pero también lo escribí pensando en aquellos que jamás leyeron nada de economía. Por eso es un texto despojado de tecnicismos innecesarios. Podemos decir que está escrito como una suerte de relato periodístico sin perder rigurosidad académica. En ese sentido, estoy muy contento porque el libro tuvo repercusiones muy favorables de los dos públicos.
-El libro recorre los últimos 130 años de historia argentina ¿Es posible realizar algún paralelismo entre los desafíos pasados y presentes en materia económica?
-Más allá de las especificidades que tiene cada etapa histórica, hay un dilema que se mantiene a lo largo de esos 130 años: definir como se integra Argentina al mercado mundial. A trazos gruesos podemos identificar dos alternativas polares. Una es constituirnos como una economía de base agraria asentada en nuestra generosa dotación de recursos naturales (aquello que los economistas denominan las ventajas comparativas estáticas) y la otra avanzar en la conformación de una estructura productiva más integrada y diversificada, en donde la industria, la tecnología y el conocimiento ocupen un rol relevante como eje ordenador de la economía argentina. Ese dilema estuvo presente en 1880 y también en la actualidad, tal como lo demostrara la disputa desatada alrededor de la Resolución 125. Tal vez los que mejor captaron el eje de esa disputa fueron los de la revista Barcelona. Por aquellos días, y en clave humorística, esa revista tituló que las entidades rurales no querían retrotraer el conflicto hasta el momento anterior al dictado de la Resolución 125, sino a 1880. El desarrollo agropecuario es necesario e imprescindible, pero siempre enmarcado en una estrategia de desarrollo nacional. Por el contrario, el discurso de la mayoría de los dirigentes rurales remitían a la revalorización de un mítico pasado exitoso simbolizado en el modelo agroexportador.
-¿Qué deficiencias presentaba ese modelo agroexportador?
-El modelo agroexportador era profundamente vulnerable a los vaivenes del contexto internacional. Las diversas crisis que sufrió durante su vigencia lo demuestran. Más allá de eso, era un modelo de desarrollo profundamente desigual. Una rápida revisión de la prensa sindical de esa época permite observar como se denunciaba profusamente las injusticias sociales. Pero ni siquiera es necesario recurrir a esas fuentes, el célebre Informe Bialet Massé (surgido de las mismas entrañas del régimen conservador) documentó minuciosamente las pésimas condiciones laborales de la clase trabajadora argentina. Las asimetrías sociales incluso eran intensas entre los actores económicos del núcleo dinámico de la economía argentina. Las disputas por el reparto de la renta agraria (arrendatarios versus propietarios de tierras) y ganadera (invernadores﷓frigoríficos versus Criadores), dan cuenta de ello.
-La crisis del treinta provoca la caída de ese modelo. ¿A partir de entonces como se recompone la economía argentina?
-La crisis del treinta modificó la estructura económica argentina. La drástica reducción del flujo comercial internacional incentivó el surgimiento de cientos de industrias livianas con ocupación de mano de obra intensiva (textil, alimenticia, calzado). Eso dio lugar a la instalación de núcleos fabriles alrededor de los principales centros urbanos argentinos (Buenos Aires, Córdoba, Rosario) y, por consiguiente, a una intensa corriente migratoria desde las zonas rurales a las urbanas. Con la irrupción del peronismo, ese incipiente proceso de industrialización convirtió en el eje del desarrollo económico argentino. A partir de ese momento, la industria relegó a la actividad agropecuaria a un segundo lugar en términos de contribución al PIB. Con el peronismo comenzó un modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) que, con variantes, se extendió en nuestro país hasta el año 1976. Ese modelo estaba basado, entre otras cosas, en una importante participación en la distribución del ingreso de la clase trabajadora.
-¿La dictadura militar marca un quiebre económico-político-social?
-Por supuesto. Además de la tragedia en términos humanos (muertos, desaparecidos), la represión viabilizó un nuevo patrón de acumulación del capital que terminaría sepultando al modelo ISI. De acuerdo a la nueva visión económica, el salario era un costo que debía reducirse para mejorar la competitividad internacional. Así, el retroceso de la participación asalariada en el ingreso nacional revistió proporciones catastróficas. El modelo de valorización financiera impuesto por la dictadura generó una regresiva e intensa modificación de la estructura económica. La actividad industrial retrocedió en términos de su contribución al PIB, como en complejidad tecnológica. Por su parte, el Estado se constituyó en un proveedor de divisas a los grupos económicos concentrados viabilizando de esa manera el mecanismo de la bicicleta financiera. Así, la deuda externa se convirtió en una pesada herencia para la democracia. Con diversos matices, ese modelo continuó vigente, tal vez con la única excepción del primer año del gobierno de Alfonsín, hasta el estallido del 2001.
-¿El menemismo reforzó ese modelo?
-Sí. En la década del noventa se implementó una estrategia de apertura incondicional, desregulación financiera y privatización indiscriminada. Esa política, sumada al mantenimiento de una fuerte apreciación de la moneda doméstica, culminó en un desastre productivo. La extranjerización de la propiedad de sectores fundamentales de la infraestructura y de las mayores empresas del país, un endeudamiento externo insostenible, altos porcentajes de desempleo y pobreza, una inédita fractura del mercado laboral, fueron algunos de los resultados de la aplicación de esa receta neoliberal.
-¿Cuáles son las características del ciclo económico iniciado en el 2003?
-Desde la asunción de Néstor Kirchner hasta la fecha, la economía argentina registra inéditos niveles de crecimiento económico acompañados de altas tasas de ahorro interno, acumulación de reservas internacionales y superávits gemelos. Todo eso fue acompañado con una intensa generación de empleo y una recuperación de los salarios reales. Esa nueva etapa seguramente tendrá nuevos desafíos, pero más allá de eso, hasta el momento se reveló exitosa. Hay que señalar que el camino emprendido a partir del 2003 era el rumbo señalado por economistas de distintos partidos políticos e independientes nucleados a finales del 2001 en el Plan Fénix. Eso explica el ferviente apoyo de renombrados economistas al gobierno nacional, aún cuando no puedan ser catalogados como peronistas. El ejemplo de Aldo Ferrer tal vez sea uno de los más renombrados.

martes, 15 de marzo de 2011

PRESENTACION DEL LIBRO EN BIBLIOTECA NACIONAL III

PRESENTACION DEL LIBRO EN BIBLIOTECA NACIONAL II

PRESENTACION DEL LIBRO EN BIBLIOTECA NACIONAL

Cometario del libro publicado en la revista DEBATE

LIBROS
Diego Rubinzal - Historia económica argentina (1880-2009)En algo más de ochocientas páginas, Diego Rubinzal analiza de manera integral la economía del país, “desde los tiempos de Julio Argentino Roca hasta Cristina Fernández de Kirchner”, como se sostiene en el subtítulo. Con lenguaje llano, pero sin perder rigor en ningún momento ni escindir la mirada de los procesos políticos y sociales, el libro se convierte en un manual de consulta recomendable para conocer las distintas etapas de la historia del país y sus diferentes modelos de desarrollo. El prólogo está a cargo del periodista Alfredo Zaiat.  (Centro Cultural de la Cooperación)

sábado, 5 de febrero de 2011

Libro Historia Económica

HISTORIA ECONOMICA ARGENTINA (1880-2009), DE DIEGO RUBINZAL

Interpretar y conocer

Con un lenguaje coloquial, sin perder profundidad, el investigador y colaborador de Cash escribió una obra imprescindible para comprender los modelos en disputa en la historia económica del país.
 Por Fernando Krakowiak
El investigador de la Universidad Nacional del Litoral y habitual colaborador del suplemento Cash, Diego Rubinzal, publicó Historia económica argentina (1880-2009). En la entrevista explica cuáles fueron las motivaciones que guiaron su libro y por qué decidió incluir el período actual de la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner.
¿Cuáles fueron los principios que guiaron su investigación?
–Trabajo sobre la idea de que Argentina, desde 1880 hasta la actualidad, enfrenta la disyuntiva de integrarse internacionalmente como una economía agraria basada en sus ventajas comparativas estáticas o avanzar hacia una estructura económica diversificada que genere otro modelo de desarrollo. Este es un eje que recorre todo el libro y, tal como se vio en la disputa por la resolución 125, sigue teniendo plena vigencia.
¿Cuál fue el momento clave del siglo XX en el que se intentó avanzar hacia una estructura económica diversificada?
–Hubo una etapa de maduración del modelo de sustitución de importaciones desde mediados de la década del ’60 hasta la dictadura de 1976, en la cual se fueron generando avances sobre algunas deficiencias que tenía el modelo, como la escasa integración productiva. Cuando José Bel Gelbard estuvo al frente del Ministerio de Economía se trataron de superar esos obstáculos y hubo resultados interesantes, como el aumento de las exportaciones industriales. Fue una etapa de transformaciones significativas respecto del clásico ciclo de stop and go, pero que se vio frustrada a partir de la dictadura militar.
Algunos analistas afirman que Argentina debe limitarse a industrializar los alimentos, pero no avanzar en otros sectores porque no podría competir en el mercado internacional.
–Estoy convencido de que se puede ir más allá. Pese a las diferencias históricas y culturales, lo que mostró el salto de los países asiáticos fue una decisión política de ir más allá y avanzar con una política de diversificación de la estructura productiva con un fuerte acento en lo industrial y con el Estado ocupando un lugar muy importante como disciplinador de los distintos agentes económicos.
Cuando los países asiáticos encararon ese proceso, lo hicieron con un nivel de proteccionismo que hoy no es aceptado por la Organización Mundial del Comercio.
–Es cierto, es una limitación, pero por eso creo que uno de los pocos caminos que les quedan a los países en desarrollo es generar un esquema económico basado en un tipo de cambio competitivo. Es lo que hizo este gobierno y hasta la fecha ha dado buenos resultados económicos.
En el libro incluye la presidencia de Cristina Kirchner. ¿No se le dificultó abordar desde el punto de vista histórico un período tan reciente?
–El día de la presentación del libro, el investigador del Conicet Demián Panigo lo que más rescató fue eso. Dijo que normalmente los investigadores que escriben sobre economía o historia evitan escribir sobre lo reciente por miedo a tratar con lo que los sociólogos llaman “los objetos calientes”. Fui consciente de ese riesgo, pero estamos viviendo un momento histórico y es importante hacer un esfuerzo por interpretar y conocer exhaustivamente qué es lo que nos está pasando. Hacer la autopsia es muy fácil, pero uno trata de desentrañar algunas de las cuestiones actuales.
¿Usted cree que en este período reciente hubo un avance concreto en pos de una estructura económica más diversificada?
–Todavía no se nota la existencia de una política industrial coherente, pero a pesar de eso hay mecanismos y programas que han llevado a que surjan nuevas pymes industriales y esto se expresa en un avance en la participación de la industria en el PBI y en las exportaciones industriales. Entre 2003 y 2010 pasaron del 25 al 34 por ciento de la canasta exportadora.
¿Los incentivos deben ser para toda la industria o direccionarse hacia algunos sectores considerados estratégicos, como hicieron los países asiáticos?
–Creo que hay que avanzar en la sintonía fina de la política industrial, pero es necesario tener en cuenta el contexto. Algunos jóvenes funcionarios de la Secretaría de Industria me dijeron alguna vez que ellos hubieran necesitado tener una generación arriba que les enseñe cómo avanzar con una política industrial. La destrucción de la capacidad estatal durante la dictadura militar y el menemismo es un costo que todavía estamos pagando. Hay que tener en cuenta desde dónde se partió


Artículo publicado en suplemento Cash de página/12 -  30/1/2011